22 julio 2010

Sobrarbe: Aínsa

Ni yo misma sé porqué hoy a mis neuronas les ha dado por recordar esta comarca de Huesca que visité por última vez el pasado mes de marzo. Es cierto que llevo unas cuantas semanas preparando un viaje al sur de Francia, concretamente a la Gascuña y el Perigord, y que esta zona está plagada de pueblos medievales como Aínsa pero de ahí a acordarme hoy y no ayer o antes de ayer…

Así que, voy a aprovechar esta coyuntura para quitarle un poco el polvo al blog y recomendaros una escapada ahora que estamos en época vacacional.

El Sobrarbe es una comarca se encuentra en el norte de Huesca, a los pies de los Pirineos y es, en lo que a documentación histórica se refiere, de las más desconocidas de la provincia. Limita al norte con Francia, al oeste con la comarca del Alto Gállego, al este con Ribagorza y al sur con el Somontano (conocido por sus vinos). La capital del Sobrarbe es Boltaña pero económica y turísticamente, la localidad principal es Aínsa (en aragonés L'Aínsa).


No tengo antecedentes familiares en esta zona (soy completamente “castellana”) pero tantas veces me trajeron aquí mis padres de vacaciones que la siento como una segunda casa. Adoro los Pirineos oscenses, el Sobrarbe y, en especial, Aínsa, que siempre ha sido el campamento base. Y no es porque lo diga yo, es que es visita obligada si se llega hasta esta zona. La localidad está situada en un promontorio en la unión de los ríos Ara y Cinca y su casco viejo está declarado como Conjunto Histórico-Artístico desde 1965.


Me voy a permitir la concesión de hacer publicidad del hotel donde siempre hemos sido más que bien recibidos: El hotel Apolo. La primera vez que me alojé allí fue en 1991, un año después de su inauguración, y tenía yo 6 años. A partir de ahí hemos repetido aproximadamente cada tres o cuatro años. Desde el 2000 lo han ido modernizando y le han añadido varios apartamentos. Aún recuerdo los desayunos a base de embutido de la zona y las cenas que terminaban con cuajada casera… Hoy que las comidas se dan en el restaurante-buffet, esa sensación de estar en casa se ha perdido un poco pero si podéis acercaros en temporada baja, el desayuno seguirá siendo “donde siempre”, al lado del bar. Y seguirá siendo José Antonio, el dueño del hotel, quien os traiga el café, la tabla de embutidos o lo que os apetezca.


Río Cinca a su paso por Aínsa


Volviendo al tema de la Aínsa histórica, el coche se puede dejar justo al borde del foso que rodea las murallas del castillo (de los siglos XI - XVI). De éste no quedan más que las mencionadas murallas y una restaurada torre del homenaje que algunos expertos niegan tenga origen medieval. En ella se encuentra el Ecomuseo de la Fauna Pirenaica. En el gran patio de armas se celebra durante el mes de julio el Festival internacional de música del castillo de Aínsa donde cantantes y grupos de todo tipo, como este año Melendi, Barón Rojo, Estopa o Pereza, amenizan las noches veraniegas. Allá en la “prehistoria” fue a tocar un grupo, Jarabe de Palo, que empezaba a sonar en las radios con su canción “La flaca”. Recuerdo que José Antonio nos insistió en ir al concierto pero para nosotros eran prácticamente unos desconocidos y nos fuimos a la cama. Más tarde nos dimos cuenta de la oportunidad perdida pero, para que os hagáis una idea de “todo” lo que sabíamos de esta gente, os diré que mi madre creía que la canción decía “…por un beso de la Paca yo daría lo que fuera…”.

Pero lo impresionante de esta ciudad se encuentra pasado el portalón del castillo: la Plaza Mayor. Está rodeada de soportales, de arcos ojivales y de medio punto distintos entre sí (de los siglos XIII-XV), que hoy albergan algunas tiendas y restaurantes. En una esquina de la plaza encontramos la Iglesia románica de Santa María (de claro aspecto defensivo como indican las saeteras de su torre) en la que se pueden visitar el claustro pentagonal (tres lados románicos y dos góticos), la cripta (descubierta durante la restauración del edificio) y la torre de 30 metros que destaca sobre el perfil de la ciudad. 

Aínsa de noche - Plaza Mayor y torre de la iglesia


Desde la plaza mayor parten las dos empedradas calles que forman la ciudad antigua: La calle Mayor y la calle Pequeña (sí, el nombre les debió suponer un gran esfuerzo), donde se pueden observar algunas fachadas interesantes. Ambas calles se comunican a través de la calle Travesera y se unen, finalmente, en la plaza de San Salvador. Más adelante sólo queda la puerta del recinto amurallado desde la que se baja a la ciudad nueva.

Una vez que has vuelto al parking del castillo, puedes coger una pista de tierra por la que a 1,5 km se llega a la Cruz Cubierta. Es un templete circular en el que hay una columna que representa el árbol y la cruz del Sobrarbe, símbolos de la comarca y que aparecen en el escudo de Aragón. Este monumento recuerda la batalla de Sobrarbe que tuvo lugar en el año 724 entre cristianos y musulmanes. Cuenta la leyenda que una cruz luminosa apareció sobre una encina y animó a las tropas cristianas para reconquistar la ciudad. La conmemoración de estos hechos se realiza cada dos años (el primer domingo de septiembre) y se conoce como “La Morisma”. Nunca he estado durante esta fiesta pero por lo que he leído, existe documentación de que estos hechos eran ya representados desde el siglo XVII, un día junto a la Cruz Cubierta y otro en la Plaza Mayor. 

DÓNDE COMER
Y cuando os hayáis quedado maravillados con esta pequeña ciudad atrapada en el tiempo, podéis ir a comer a Fonda Carrera. No está en Aínsa pero sí muy cerca, en Labuerda (a 4 km), el siguiente pueblo en dirección a Francia. Está en la plaza mayor del pueblo, al lado de la iglesia. Según mis padres, he comido allí varias veces. Yo sólo recuerdo la última, este mismo año, y puedo atestiguar que se come muuuuy bien (en cantidad y calidad) y no te piden un riñón al irte. No recuerdo exactamente a cuánto salimos por cabeza pero unos 15-18 euros. Merece la pena darse el homenaje. El menú consta de dos platos pero entre el primero y el segundo te traen unos platitos de picoteo, como entremeses, y una ensalada para acompañar el segundo plato (asados y cocina de montaña, pescados…). ¡Ah! Bueno, y luego el postre. Vamos, que te pones hasta las orejillas. Es recomendable reservar pues suele estar lleno. También tienen habitaciones pero como nosotros somos fieles al Apolo no os puedo decir.

Para terminar y como seguro que os habéis quedado con ganas de más, os sugiero tres caminos que parten de Aínsa: hacia el norte por la carretera paralela al río Cinca que sube hacia Bielsa, el valle de Pineta y Francia (no sin antes pasar por el Cañón de Añisclo) o la que parte paralela al río Ara y que va hacia Broto y Torla para entrar en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Torla - Entrada al Parque Nacional de Ordesa


Si os decantáis por ir al sur, os recomiendo el Parque de la Sierra y Cañones de Guara, los alrededores de los embalses Mediano y El Grado (donde se encuentra el Santuario de Torreciudad, del Opus) y Alquézar.

Alquézar



Ahora me diréis que porqué no escribo sobre estas cosas más a menudo… La respuesta es fácil: me lleva muuucho tiempo y ya sabéis que soy incapaz de escribir sólo cuatro líneas. Y no porque no sepa de lo que hablo pero sí que me gusta documentarme un poco (os aseguro que las fechas y lo alto de las torres no me lo sé de memoria, que no soy guía turística). Y que a las cosas hay que darles el toque personal, ¿no?
 

2 comentarios:

  1. Pues sí, eso mismo iba a decirte. Tú, gran viajera, ¿por qué no escribes un poco más sobre tus viajes...?
    Ha sido como visitar el pueblo sentada desde la oficina

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