17 diciembre 2009

A este paso, experta en terremotos

Empezaba a pensar que transnochar y/o la contractura del cuello que me acompaña desde hace unos días me estaban haciendo perder la cabeza. Más fácil que eso, que me estaban empezando a provocar mareos, algo bastante posible. Pero no, mis presentimientos han resultado ser ciertos. Hace cosa de una hora ha temblado la tierra y con ella mi casa.

Viendo Perdidos, me quedé dormida después de cenar, no por aburrimiento sino porque el cansancio y la tensión cervical que me provoca el estrés (del trabajo) han podido conmigo. He despertado cuando el reproductor ya había pasado al siguiente capítulo pero he conseguido despejarme lo suficiente como para volver a poner lo que me había perdido. Y un capítulo me ha llevado al siguiente y éste a otro. La intriga no me permitía dejar para mañana el saber "qué pasará"... hasta que a las 2:40 de la noche empiezo a notar un balanceo, como si me mecieran. Las cuerdas del reloj se movían ligeramente pero en la difusa luz que tenía en el cuarto de estar no conseguía distinguir si el mantel se movía.

"¿Es posible que esté sintiendo otro terremoto? ¡Bah! ¡Chorradas! ¿Desde cuándo es tan fácil sentir un seísmo en España?". Esto es lo que me he dicho y he seguido viendo la tele. Pero la sensación se repite y noto que algo cae al suelo (supongo que serían pequeños trocitos de pintura o algo así) y que las estanterías suenan levemente... Y las cadenas que cuelgan del reloj de cuco vuelven a moverse... "¡Esto tiene pinta de ir en serio!". Salgo disparada al ordenador en busca de noticias de última hora (ya que en la tele todo son redifusiones o la misma noticia una y otra vez del ingreso en un hospital de Aminatu Haidar, la activista saharaui) pero internet tampoco dice nada... Va a ser cierto que la cabeza me da vueltas. "Creo que va siendo hora de irse a dormir, la contractura está vez sí me está provocando mareos".

Así pues, regreso al sofá dispuesta a terminar de ver el penúltimo capítulo de la 4ª temporada de Perdidos para irme, medianamente tranquila, a la cama y, ahora que ya me dispongo a acostarme (por fin), internet da la respuesta: un seísmo de 6,3 grados se ha producido en la costa suroccidental de la Península Ibérica, a unos 100 kilómetros al sur de Portugal.

Hace un par de años me desperté en la cama con la misma sensación: un balanceo como si hubiera vuelto a la cuna de cuando una es bebé. Es una experiencia extraña, sobre todo si no se ha notado antes y si no es un movimiento lo suficientemente fuerte como para no dejar lugar a dudas de lo que está pasando. En aquella ocasión lo que se movía "sin explicación" era el cable del teléfono. Fue aquello realmente lo que me despertó (cosa nada fácil), el golpeteo del cable sobre la mesilla. Llamé a mi madre y le conté lo que había sentido. Ella y sus compañeros del trabajo no habían notado nada y debió pensar que ya había dormido demasiadas horas y tenía la cabeza embotada. Pero no, horas más tarde las noticias informaban de un terremoto similar al de esta noche. No recuerdo la magnitud pero también fue al sur de la costa de Portugal.

En fin, que ya van dos y, según dicen, no hay dos sin tres...
Buenas noches!!!

15 diciembre 2009

Magosto en Balboa

Como ya estamos situados en tierras leonesas (y quien no lo esté que lea el post anterior), os cuento sobre el Magosto y, concretamente, el de Balboa.


Se trata de una fiesta que, dicen algunos, tiene origen celta pero básicamente se trata de celebrar la cosecha y recogida de la castaña, auténtica protagonista de la fiesta junto con la música (celta, por supuesto). No soy, para nada, una entendida en esta música pero tenía curiosidad por ver como era la fiesta dentro de las pallozas, las construcciones típicas de la zona. Las pallozas son casas o cabañas de piedra con tejado vegetal hecho por escobas. Como complemento a este párrafo (viajero) cultural os diré que las pallozas son similares a las “brañas” aunque éstas últimas se encuentran en Asturias y toman el nombre del término genérico que se da en la zona de Somiedo a los pastos de uso libre. A veces se confunden pero la utilidad no era la misma: las brañas se utilizaban/utilizan para refugiar al ganado durante determinadas épocas del año mientras que las pallozas eran viviendas en las que animales y personas compartían techo. Así se podía aprovechar el calor desprendido por el ganado para soportar el frío invierno de esta zona.

Para quien quiera darse un paseo por esta zona de los Ancares, los mejores ejemplos de pallozas se encuentran en: Piornedo, Campo del Agua (espero que hayan podido restaurar el conjunto de pallozas de este pueblo pues estaban muy dañadas la última vez que pasé por allí), Balouta, Burbia, Suárbol, O Cebreiro...

Pallozas en Balouta, región de los Ancares (León).

Palloza de O Cebreiro (Lugo). Actualmente utilizadas para refugio de los peregrinos camino de Santiago de Compostela.

Interior de una palloza-museo en (creo recordar) Piornedo (Lugo).


En cuanto a la fiesta, el plan era que grupos de música celta de distinta procedencia se turnarían en conciertos desde las 8 de la tarde hasta las 2 de la mañana. Pues bien, el primer día llegamos a Balboa sobre las 9:30 de la noche y aquello estaba… pelín muerto. Había gente, sí, pero nada que hiciera suponer que aquello era una fiesta. Grupitos de amigos tomando cañas por un lado, gente cenando en las mesas de la Palloza de Balboa por otro…pero nada de música. Mi amiga y yo no entendíamos nada. Después de tomarnos una cerveza y comernos unas cuantas castañas que te ponían de “tapa” decidimos irnos de paseo por el campo a investigar, en mitad de la noche, dónde estaba la Palloza de Chis.

Cuando llegamos allí nos encontramos con un hórreo de madera (no como los de Galicia que son de piedra) y una palloza aún más grande que la anterior, pero con todavía menos gente.

Después de tomarnos algo allí y teniendo una bola de castañas en el estómago, le pregunté a la camarera por la dichosa fiesta:

- ¡Ah, pues es que yo también soy nueva aquí! Pero mi jefe me ha dicho que se animará esto sobre las 2 de la mañana…

Ahí iba a estar yo esperando hasta las tantas a que unos tíos terminaran de enchufar cables y que la gente quisiera llegar a llenar la palloza (sobre todo con el cansancio de haber estado todo el día visitando León y Ponferrada). Nos volvimos a bajar a la Palloza de Balboa, no sin antes tener una interesantísima conversación con una vaca del lugar (es lo que tiene estar hasta el moño de esperar a que “empiece la fiesta” y tener un atasco estomacal por culpa de las castañas).

Al llegar de nuevo a la primera palloza nos dimos cuenta de que algo había cambiado. ¡Había música en directo! Nos hicimos con otra bebida y un par de sillas y ya estábamos listas para disfrutar del espectáculo. Pero el espectáculo fue ver a unos cuantos tiarrones vestidos con chalecos hechos de peluche, falditas y las canillas al aire porque lo que fue el concierto duró bastante poco: Tres o cuatro canciones a base de gaitas y panderetas y unos cuantos espectadores ansiosos de fiesta bailando y pegando brincos y se acabó.

Parece ser que en unos minutos iba a tocar otro grupo pero mi amiga y yo decidimos que ya era hora de irse a la camita. La fiesta nos había decepcionado.

08 diciembre 2009

De puente a puente y escribo porque ya toca

Es curioso que hace dos meses comencé este blog aprovechando un puente que pasé en casa y en el que estaba más aburrida que una ostra; hace un mes hubo otro puente en el que no escribí porque no estuve en casa y, hoy, estando again de puente (aunque para mí no lo ha sido pues me ha tocado trabajar), vuelvo a aprovechar para escribir. Como en su momento no lo hice y alguno ya me reprochó (y vaticinó) que podía sentarse a esperar tranquilamente para enterarse de mi escapada, os relataré ahora un poquito de a lo que me dediqué durante el puente de la Almudena.

He de empezar diciendo que si hace tiempo me hubiera acostumbrado ya a poner la fecha en todo lo que escribo y/o apunto, ahora no estaría rebanándome los sesos intentando acordarme del inicio de la historia que os voy a contar. Pero bueno, como el tiempo es efímero, tampoco importa tanto saber cuándo empezó todo.

Fue allá en primavera que, en mi afán de seguir conociendo gente y practicando idiomas (básicamente, el inglés), me acerqué un domingo con dos amigas a un bar donde se hace lo conocido como “intercambio de idiomas”.

Creo que fue el último día que asistí porque encontrar a nativos no españoles era una tarea cada vez más ardua y no le veía mucho sentido a estas “sesiones”. Pero esta vez hubo algo que me traje a casa: un papelajo con una recomendación que un leonés me hizo (en inglés, eso sí):



El dichoso papelito ha estado meses y meses y meses encima de mi mesa sobreviviendo a esporádicas limpiezas profundas de papeles acumulados esperando a ser leídos, clasificados o, simplemente, ser tirados a la basura.

Pues bien, hace un par de semanas una amiga y yo conseguimos poner de acuerdo nuestras agendas y quedamos para tomar algo a la salida del trabajo. Nos conocimos hace ocho años en Oxford y en todo este tiempo sólo nos habíamos visto dos veces. ¡Dos veces en ocho años! Y vivimos en la misma ciudad… No hay excusas, ¡no tenemos vergüenza!

Después de ponernos al día de nuestras respectivas vidas, empezamos a hablar de hacer una escapada juntas y en esto que vino a mi mente el famoso papelito recordatorio de la fiesta de Balboa.

Propuse irnos a por unas cuantas castañas a León y ante la aceptación de la idea, allá que nos lanzamos a buscar alojamiento por la región de El Bierzo.

El resultado fue que la primera noche la pasamos en el Hostal Parador de San Marcos de León. Ná, un hotelito de mala muerte (tan solo 5* Gran Lujo)…

No es que seamos ricas pero aprovechamos la oferta “Tarifa única” de Paradores, que deja la habitación doble a un precio muy asequible. Nos dimos el capricho y pernoctamos en el parador más caro de España (junto con el de Santiago de Compostela).

Tras visitar la ciudad de León (de la que ya hablaré en otro momento), nos fuimos hacia el Oeste de la provincia leonesa y nos aposentamos en el Hotel Ambasmestas. Un sitio muy cuco de turismo rural que nos hizo de campamento base para el fin de semana.

Y como esta introducción ha quedado suficientemente larga como para no ser una introducción, a pesar de tener que haber publicado esta entrada hace semanas (cuando la escribí) y aunque lo hago hoy con mucho retraso y sentimiento de culpa, será otro día cuando os cuente a qué es a lo que fuimos a las tierras bercianas. ¡¡Buenas noches!!

07 diciembre 2009

Preparada con un casco y unas cuantas tiritas

Vuelvo a dar señales de vida por el mundo bloguero para plantearos una cuestión por la que seguramente me caigan unas cuantas piedras a la cabeza.

Una vez dijo alguien que la crisis afecta más a aquellos que siempre han tenido dinero porque se encuentran con que no tienen trabajo y tampoco pueden vender ninguna de sus miles de posesiones (mansiones, yates, coches, joyas…) porque no hay nadie que se arriesgue a comprar. Animalitos, tendrán que posponer unos meses sus vacaciones en las Seychelles o comprarse un Porsche que corra un poco menos… Mientras, los pobres están acostumbrados a sobrevivir y a hacer malabarismos con la nómina. ¡Válgame dios! ¡Cuánto revuelo por unos cuantos pobres!

En fin… Está claro que no estoy a favor de la opinión de esta individua pero ¿qué pensarías de alguien que, en estos momentos de debilidad económica, puede darse con un canto en los dientes por que tiene trabajo pero, a la vez, sólo espera a que la despidan para poder cobrar la indemnización y el paro que la permitan escapar en busca de algo mejor?