Aprovecho los últimos minutos de mi jornada laboral para intentar estrujar mis neuronas y sacar algún recuerdo de mi paso por la universidad que sea digno de contar. No, no es que haya habido un cataclismo y no tenga nada de hacer pero son las siete menos veinte de la tarde ¡¡de un viernes!! Ya no son horas de trabajar en nada.
Podría empezar hablando de cómo aterricé en la Carlos III. La verdad es que ni yo misma lo sé así que empezaré por el principio.
No sabía qué estudiar, me gustan demasiadas cosas pero quizá ninguna lo suficiente como para decir “quiero dedicar mi vida a esto”. Y como dice el título del post, hace 8 años que comenzó la batalla que me ha llevado hasta el día de hoy. Todo comenzó en 2001. Justamente el famoso-fatídico día 11 de septiembre. Estaba en primero de Bachillerato y me tiré un día y medio en el despacho del psicólogo porque no era capaz de decidirme siquiera si meterme a ciencias o a letras (me encantaba la biología y el latín, el dibujo técnico y la historia… Cosas incompatibles como sabéis). Después de casi dos semanas yendo y viniendo de una clase a otra, me decidí por mixtas (latín, matemáticas, Hª del arte, economía…); así que viendo esto, os podéis imaginar mi sufrimiento para decidirme por la carrera.
La elección de la universidad era lo de menos. Lo importante era la cuestión de a qué dedicar los siguientes cinco años. La importantísima decisión fue tomada en el Cercanías que me llevaba a la Autónoma (la universidad donde me examiné de Selectividad) a entregar mi solicitud. Pinto pinto gorgorito… ¿Turismo? No, que casi todo son asignaturas de Empresariales y sólo es de tres años y ya que me pongo voy a por una superior. ¿Historia del Arte? Bufff, qué futuro más negro, si acaso ya me lo pensaré en el futuro como formación complementaria y por amor al arte (nunca mejor dicho). ¿Una filología? Bueno… pero es que buena parte de la carrera es estudiar Literatura, que no me llama tampoco mucho la atención (me gusta leer pero no aprenderme como un papagayo quién escribió qué y cuándo) y al final no llegas a dominar el idioma como un nativo. ¿Periodismo? Mmmm… Mi madre siempre me hacía las redacciones del colegio, puede que no sea la mejor idea… ¿Comunicación Audiovisual? Esto creo que es lo que más sentido tiene aun sin tenerlo. Me gusta el cine, aunque no soy para nada una experta, ni una friki y odio “El Padrino” (que se le va a hacer, tiene que haber de todo en este mundo). Me gusta el diseño, corregir y poner las cosas bonitas, la fotografía (aunque tampoco tengo un ojo fabuloso para ella). Voy a callarme ya y diré, resumiendo, que soy un desastre en casi todo. Me gustan muchas cosas pero no soy experta en nada. “Quien mucho abarca, poco aprieta”, suelen decir.
Al final opté por la Comunicación Audiovisual. No sé como llegué a enterarme de que ofrecían la conjunta de Periodismo y Comunicación Audiovisual pero como ya estaba mentalizada en “perder” cinco años, pues a por ello que me lancé. Me dio la nota y así es como llegué a Getafe. Y es que, si me hubiera quedado fuera, ahora, además de español e inglés, hablaría francés, italiano, latín y, seguramente, portugués. Sí, mi segunda opción fue “filología románica”. ¡Ahí es ná!
Seguro que estaréis pensando “¡Qué plasta! Deja de hablar de tu vida y cuéntanos de la Carlos III, que es de lo que se trata esta semana!”. Pero como es mi blog, os fastidiáis y os leéis el truño que estoy soltando.
Bueno, de momento os doy un respiro y lo dejo para más tarde, que es hora de irse a casita. En la próxima entrega prometo que ya me meto de cabeza en el tema de la Charli.
Si te sirve de consuelo, me quedé dormida viendo el padrino I. Las demás ni he intentado verlas.
ResponderEliminarTú no te preocupes por lo de "El Padrino". Sí, es una peli lenta y larga de cojones. Eso sí, el montaje paralelo del bautizo está chulo.
ResponderEliminarY no seas modesta con la fotografía, que yo he visto los milagros que eres capaz de hacer con una cámara guarra compacta (no quiero ni imaginarme lo que saldría con una cámara buena).
ResponderEliminarpero pero pero
ResponderEliminarque le pasa a todo el mundo aqui con el pobre padrino!
Pasarme no me pasa nada pero, como Patricia, siempre que he intentado ver alguna de las tres películas me he quedado dormida o tengo una necesidad irrefrenable de cambiar de canal. ¿Qué le voy a hacer si gánsters, mafiosos y demás elementos de esta calaña me aburren????? Y, claro, me resulta particularmente molesto que me digan que si no te gusta El Padrino es que no te gusta el cine...
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