26 octubre 2010

Vuelta al infierno (Porque a veces el paro da la felicidad 2ª parte)

Continúo con la historia:

El siguiente problema que se le presenta a la chica viene al reincorporarse. Para sus jefes ella se ha convertido en el enemigo número uno. La consideran una espía del administrador concursal y hacen todo lo posible por aislarla de todo lo relacionado con la empresa. No se podía imaginar que la gente con la que había estado trabajando pudiera ser tan rastrera como para dejarla sola en un local putrefacto, utilizar su email desde otros ordenadores, firmar en su nombre y darle órdenes mientras que ellos ya fueron despedidos de mutuo acuerdo con la empresa para seguir trabajando ilegalmente y, al mismo tiempo, estar cobrando el paro. Y cuando se rebela y planta cara tienen la desfachatez de decirle con palabras literales que se tranquilice porque le va dar “un yuyu y les va a meter a todos en un problema. Y que con el pan de sus hijos no se juega”... Pero con el pan y la salud de ella sí, claro…

Así que lo siguiente fue mantenerla en ese mismo local soportando humedades y animalitos de toda calaña porque el servicio de limpieza no pasaba por allí desde hacía cinco meses… Más de una y de dos veces tuvo que escuchar: "No hay trabajo, no te puedo dar nada para hacer así que como tienes mucho tiempo libre, limpia tú. Tienes dos manos, coge una escoba y barre". No more comments al respecto.

Además, incomunicada totalmente porque cambiaron su dirección de email y el teléfono no funcionaba casi nunca porque no pagaban las facturas…

Antes de ser despedida se le dijo que la empresa cerraría en agosto y que ahí debía coger sus vacaciones. Y así las organizó ella. Pero como hay que dar por ahí mismo un poco más (perdonen si me empiezo a poner violenta pero hay cosas que claman al cielo), a una semana de irse le comunican que no, que en agosto tiene que trabajar. Que si quiere puede irse los fines de semana… Woww, faltaría más… ¡Qué detalle por parte del empresario…!

Pero resulta que la muchacha ha salido un poco rebelde. Ya no está dispuesta a tolerar más. Por las buenas, perfecto. Por como es por las malas… Se ha convertido en un hueso duro de roer y cuanto más le aprientan las tuercas, más ganas tiene de resistir. Escribe un comunicado a la empresa (que una vez firmado por el jefe también hace llegar al Señor C) informándole de que según el Estatuto de Trabajadores está en su derecho de elegir la fecha de la mitad de sus vacaciones y que, además, con tan poco preaviso le es imposible anular un determinado número de días sin incurrir en costes. Total, que se va a ir de vacaciones medio mes. Y el resto de días, ya que “preferentemente se disfrutarán en el periodo estival” y no puede ser en agosto, se los cogerá en el mes de septiembre.

A la vuelta de sus vacaciones de agosto, la muchacha vuelve a recordar a sus superiores que en septiembre se cogerá los días de vacaciones que le quedan. Y se le vuelve a negar el permiso. “¿Es que no sabes que agosto y septiembre son dos meses clave en esta compañía?”. Claro, igual que lo fue julio y que lo será octubre. Meses clave para no hacer absolutamente nada. La gente cercana a la chica le aconsejan “hacer menos”, a ver si así la despiden. El problema es que la única obligación que tiene desde que fue readmitida es abrir el local por las mañanas y cerrarlo por las tardes.

Viendo el estado de dejadez del local, la muchacha decide poner una denuncia al Ministerio de Trabajo por insalubridad en el puesto de trabajo. Y se va de vacaciones de nuevo.

A su vuelta, ¡sorpresa! La vuelven a despedir. Estamos ya a 27 de septiembre! Y en el paro (teóricamente) la dejan durante 23 días. Y aquí es donde enlazo con el inicio de la historia. El porqué del “teóricamente”. Ella está muy contenta. Es la chica más feliz del mundo en ese momento. Una chica cabreada pero feliz. Una chica que quiere ir a deguello con toda esta gente, pero feliz. No tiene que ver más la cara de esos sujetos malnacidos y se le ha reconocido una indemnización. No es todo lo que debería ser (se excusan en causas económicas) pero ella decide no demandar más. La ganancia económica no va a ser muy superior y no quiere arriesgarse a ir a una conciliación de nuevo y que la puedan volver a decir que tiene que reincorporarse al puesto de trabajo (que si tuviera que hacerlo lo haría, ya que si por joder al empresario tiene que volver, lo hará. Ella perderá tiempo pero, mientras, el empresario la estará pagando un salario y estará cotizando por ella a la Seguridad Social, con lo que, cuando definitivamente la despidan, más días de prestación por desempleo le corresponderán). Ella sólo quiere que le den lo que le corresponde. Pero parece que tampoco. Los impresentables no le pagan, le regatean días de vacaciones que no ha disfrutado y no le dan los papeles para poder ir al INEM a solicitar la prestación. De hecho, tiene que acudir a estas oficinas a pedir una ampliación del plazo para presentar los papeles pues la empresa no se los da y quiere evitar tener que demandar.

Finalmente se llega a un acuerdo y pagan religiosamente. Que es, ni más ni menos, lo que tenían que haber hecho desde un principio. Pagan lo que corresponde y se la manda a casa alegremente. Le habrían ahorrado disgustos y ellos se habrían ahorrado disgustos y mucho dinero, que es lo que más les importa.


Ya sé, ya sé… ¿cómo es posible que haya aguantado todo eso? Muchos, por no decir todos, me habéis dicho que lo deje, que me vaya, que me busque otra cosa porque eso no se puede tolerar… Tenéis toda la razón pero así es como funciona el mundo. Si los buenos se dan por vencidos, los malos ganan. Hay una frase lapidante de Edmund Burke que dice: Lo único necesario para el triunfo del mal es que los buenos no hagan nada. Y como yo ya no tenía nada que perder excepto un montón de tiempo y mi empleo (que ya estaba perdido), pues decidí resistir.

Sin más decir que espero que esto pueda ayudar a alguien.


3 comentarios:

  1. Wow Ruth vaya historia, no tenía ni idea... Alucino pepinillos, en serio...
    Puedo decir que ¿me alegro? por ti. Me alegra que sientas que la situación mejora, me alucina ese nivel de hijoputez... Y mucha suerte en adelante, aunque sea por compensar seguro que te sale algo de puta madre...

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  2. ¡¡Olé tus huevos!! Siento que lo hayas pasado tan mal y me alegro de que esta tortura haya acabado ya y que el final haya sido medianamente feliz. Como dice la mujer del médico, seguro que ahora te saldrá un curro de puta madre... Confía en el karma ;-)

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  3. ¡Etapa pasada! Ahora a por la nueva.
    Sin comentarios sobre la situación y lo que te han hecho pasar, ¡no tiene nombre!

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